Testo Parrandeando Con Omar

Testo Parrandeando Con Omar

Ya no puedo vivir sin ti, ya no puedo vivir.
Ya no puedo vivir así, no soy nada sin ti.

Omar, venga, cántese una de esas que llegan al alma.

Como olvidar aquel momento en que nos vimos,
dos corazones a mil millas por segundo
salieron disparados locamente a enamorarse,
y nada los detuvo, terminaron enredándose.

Y nació el amor más grande del planeta,
porque como te quiero no hay nadie que quiera,
porque como te amo no hay nadie que ame,
porque como me besas nadie besa a nadie.

Omar, cántate una de esas que te grabó Silvestre Dangond.

Y tú eres la que puede pintar con mil colores
mi mundo a blanco y negro,
borrar mis decepciones.
Y tú eres la que puede arrancarme los años
para ser siempre joven
y estar siempre a tu lado.

Omar, canta duele, duele, la de los Gigantes.

Y duele, en lo profundo del alma, duele,
imaginarte con otro, duele,
pero ni mi dolor te conmueve.
Y duele, que nunca pude enamórate, duele
que tanto amor no te fue suficiente.

¡Hey!, Omar Geles, Omar Geles, el Coronel, el Coronel.

Y todo por querer olvidarte,
ahora el coronel no tiene quien le escriba.
Me esperan cien años de soledad
Si no regresas, mi vida.

Cómo dice:
Y todo por querer olvidarte,
ahora el coronel no tiene quien le escriba.
Me esperan cien años de soledad.

¿Cómo serían las cuatro rosas?
¿Esa también es de Omar Geles?
Claro, él es la aplanadora de los compositores.

Por eso traigo cuatro rosas en mis manos,
una por cada tristeza que te he causado.
Perdona por ocultarte cosas que eran importantes;
perdona que no quería entender que no podía olvidarte;
perdona haberte pedido que nos diéramos un tiempo;
perdona mi locura tan grande, solo a ti te quiero.

¿Omar, te acuerdas la que le sacaste a Iván Villazón?

Cómo te pago, Diosito lindo, cómo te pago
por esa hembra que me has mandado
para que me alegrara la vida.
Y cómo te pago, si toco el cielo cuando beso su mejilla,
y cómo te pago, si de mi barrio ella es la más bonita.

Bueno, ahora les voy a cantar una que me la grabó el más grande,
el papá de los pollitos: Diomedes Díaz. Y dice:

Sabes bien que no ha sido mi culpa
que muriera ese amor tan bonito.
Y sabes bien que la falla fue tuya,
y no debiste hacer eso conmigo.
Y que alce la mano si existe un hombre
que haya tropezado solo a una mujer.
No, ninguno lo hace, y la que uno escoge
es porque la quiere y la adora también.
Sabes bien que no ha sido mi culpa
que muriera ese amor tan bonito.

Ya me voy, muchas gracias.
Ya me voy, muchas gracias.
Ya me voy, muchas gracias.
Testi Omar Geles